Video Games

No se en realidad como empezo todo... ¿Fui yo la que te busque?
No. Algo así no se busca. Simplemente pasa.
¿Te amé desde el primer momento?
Lo dudo. Ven aquí, siéntate, juguemos algunos videojuegos...
                 Capítulo 1
Estoy dando vueltas en mi patio trasero. El agua de lluvia rocia mi cuerpo delgado y palido...
El vestido de verano azul pálido se me pega a las curvas...
Es que me regalaron el año pasado...
En el vecindario, me ven como a una lunática que da vueltas por allí. El caso es que amo la lluvia.  Y amo mojarme.
Y escuchar algunos blues...
Mi madre me llama para cenar. Corro sobre mis zapatillas bajas y entro. Mojo el pulcro suelo de mármol y doy una carrera hacia mi habitación. Me arranco el vestido y me seco el cabello.
Me coloco otro de mis vestidos y bajo.
La familia Harrison esta sentada esperando a la Harrison menor.
Yo.
Mamá sirve pollo con ensalada y puré. Papá toma borbón y mi hermana sorbe una gran copa de Pinot.
La típica familia feliz... Por eso es que me odian. Porque yo soy la que no encaja. Por ser muy hermosa y con ideas tan progresistas, según mi padre.
Mi hermana no es lo que se dice agraciada. Es mas pálida, incluso mas que yo. Tiene los ojos negros y apagados y yo los tengo de un vivaz zafiro con violeta. Mi padre los clasifica como los mas hermosos jamás vistos en el mundo.
Apenas termino de comer, me levanto. Dejo a servilleta y salgo. A volverme a mojar... Y a volver a encender mi iPod con algunos de mis blues favoritos.
Mi vecino aveces sale a la lluvia y daña mis oídos con un pesado rock. Y no me deja oír mi preciada música.
Nunca hablamos, pero nos enfrentamos con la mirada con clara apatía. Aveces creo que le miro demasiado tiempo. Pero lo entiendo, seguro le da curiosidad mis raros ojos. Luego, vuelvo a dar vueltas...
A perderme.
Canto. Mi voz se acompasa con la de mis blues. Ahora si que estoy mojada...
El vecino le sube volumen a su música y sigue leyendo, a lo que creo que es Thomas Hardy, pero no estoy segura.
Sin estar demasiado enojada, salgo y voy hasta su patio. Abro la rejilla y le miro.
Es apuesto, de una manera extraoordinaria. Tiene los ojos verdes. Barbilla cuadrada y rasgos rudos.
Anchos hombros y músculos definidos. Me dobla la altura... Soy bastante pequeña y menuda.
Le toco el hombro, ya temblorosa por el viento y la lluvia.
- Apaga la música- le pido, con voz trémula.
El cierra su libro, empapado. Se levanta y me sonríe.
- Annie- silba mi nombre con reverencia.- lo siento, preciosa, pero no le bajaré.

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