Un día en mi vida - Ritual después de un rompimiento
Los rompimientos, son en general complicados.
Si a eso le sumas no tener actividades fuera del trabajo, o tener una semana de vacaciones en la que estas solo echada en el sofá viendo Netflix... (y siendo sinceros... llorando un poco)
Y en esos momentos de ocios, nos hacemos otra de nuestras preguntas existenciales... ¿por qué será que después de los rompimientos, todo nos recuerda a esa persona?
Puede que en el aleatorio salga esa canción que te recuerda a él... o a ella, vamos, que esto nos pasa a todos. O que esa serie de Netflix tenga unos personajes que te recuerdan a lo que tuviste con esa persona especial. O ese caramelo que sabes que él adora, te lo encuentras cuando vas a pagar la compra.
Probablemente sea porque lo tenemos todo fresco, tenemos a esa persona constantemente en nuestros pensamientos. Pero en los momentos en los que quieres olvidar todo, pasar de página, todo parece volver con mas fuerza.
Las palabras dichas... las promesas, las peleas, los gestos de cariño, esa foto que guardas, o lo peor, los recuerdos inesperados, que pueden ser en la ducha, conduciendo, o cuando abres un cajón y te encuentras con esa foto, tu foto favorita. Esa que aunque quieras, no puedes tirar. En esa foto, los dos se ven felices.
Puede que esta foto la veas en el teléfono, o es esa que no puedes sacar del instagram. En estos tiempos de las redes sociales, los rompimientos parecen ser mas complicados, ya que el proceso para sacar a esa persona de tu vida se hace aún mas cuesta arriba. Siempre habrá esa foto que te recuerda el Facebook, tan antigua que no has llegado a borrarla. O esos mensajes que son imborrables porque las memorias todavía son dulces.
Los rompimientos en los 90', eran sencillos... tenían que repartirse a los amigos en común, tirar las fotografías (o guardarlas en una caja de zapatos en el fondo del armario), evitar las llamadas y eliminar los mensajes del contestador. Y claro, evitar a toda costa los sitios en los que estuvieron juntos. En la era de los celulares, además de hacer lo previamente mencionado, para no oír más de esa persona, es necesario bloquearla. De todos los sitios.
Lo que no podemos bloquear son los recuerdos, o esos llantos a media noche cuando finalmente estas sola, o solo. Para las mujeres, el ritual de los rompimientos son fáciles, y bastante estándares.
La primera semana, pues nos damos el tiempo para deprimirnos, comer chocolate, y buscar el apoyo de nuestras amigas. En esos primeros días, también nos adjudicamos la profesión de detectives. Buscamos señales de que esa persona ha seguido con su vida, o ahora vive la vida loca.
En la segunda semana, pues estamos mas tranquilas. Dependemos de una dosis de chocolate, y seguimos buscando los por que. Razones que nunca parecen llegar o tener algún sentido, porque todo se mezcla con los momentos felices.
Y no podemos evitar preguntarnos... ¿en que momento dejamos de amarnos?
Pero a la tercera semana, estamos dispuestas a volver a salir. Lo hacemos, de hecho, salimos de nuestra zona de confort, dejamos el helado y las series depresivas atrás. De pronto es el momento preciso para inscribirte en el gimnasio. Para comprar ese vestido corto que a el no le gustaba, y cambiar la decoración de tu habitación. Nos mantenemos ocupadas, hasta que el recuerdo del rompimiento no nos duela o nos haga llorar.
Ahora, para las hombres, el ritual del rompimiento es completamente distinto, cuando ellos terminan la relación. No necesitan preguntarse por razones, o deprimirse. Así que hacen lo que cualquier hombre haría cuando no tiene quien le haga preguntas: sale de fiesta. Quizás conquiste alguna chica, pero nada serio. Se reúne con sus amigos, para celebrar su recién adquirida soltería. Pero de vez en cuando, en estos tiempos modernos, revisa las redes sociales de su ex.
Las primeras semanas, la libertad no deja que extrañen a esa persona. Pero al pasar del tiempo, esas noches de libertinaje, terminan con una llamada ocasional a esa persona con la que no hablas hace 6 meses. O un texto a través de WhatsApp también funciona en este ritual particular masculino. Claro, que este ritual es especulativo.
Puede que pase lo que nosotras mas tememos, pero claro, es un temor que no expresamos... que ya tenga el reemplazo. Los hombres, en ese sentido son menos cautelosos al presentar a la nueva mujer de sus vidas. No esperan un tiempo prudencial, o no les importa una foto ocasional con la conquista de reemplazo, que publican en sus perfiles sin ningún signo de vergüenza.
Lo publico parece ser mas complicado para las mujeres, (a menos que quieras venganza, claro). Publicar una foto parece ser un poco mas intimo, aunque no lo sea, porque estas diciéndole al mundo y a el, que lo hassuperado.
También soy firme creyente que no todos los rompimientos nacen del desamor. Algunos se originan en que hay algunos amores que no están destinados a ser. Y es mejor darse cuenta, antes de cumplir con todo este circulo vicioso.
Y si recientemente terminaste con tu pareja, recuerda que no hay amores imposibles, hay amores que no deben pasar y ya.
Si a eso le sumas no tener actividades fuera del trabajo, o tener una semana de vacaciones en la que estas solo echada en el sofá viendo Netflix... (y siendo sinceros... llorando un poco)
Y en esos momentos de ocios, nos hacemos otra de nuestras preguntas existenciales... ¿por qué será que después de los rompimientos, todo nos recuerda a esa persona?
Puede que en el aleatorio salga esa canción que te recuerda a él... o a ella, vamos, que esto nos pasa a todos. O que esa serie de Netflix tenga unos personajes que te recuerdan a lo que tuviste con esa persona especial. O ese caramelo que sabes que él adora, te lo encuentras cuando vas a pagar la compra.
Probablemente sea porque lo tenemos todo fresco, tenemos a esa persona constantemente en nuestros pensamientos. Pero en los momentos en los que quieres olvidar todo, pasar de página, todo parece volver con mas fuerza.
Las palabras dichas... las promesas, las peleas, los gestos de cariño, esa foto que guardas, o lo peor, los recuerdos inesperados, que pueden ser en la ducha, conduciendo, o cuando abres un cajón y te encuentras con esa foto, tu foto favorita. Esa que aunque quieras, no puedes tirar. En esa foto, los dos se ven felices.
Puede que esta foto la veas en el teléfono, o es esa que no puedes sacar del instagram. En estos tiempos de las redes sociales, los rompimientos parecen ser mas complicados, ya que el proceso para sacar a esa persona de tu vida se hace aún mas cuesta arriba. Siempre habrá esa foto que te recuerda el Facebook, tan antigua que no has llegado a borrarla. O esos mensajes que son imborrables porque las memorias todavía son dulces.
Los rompimientos en los 90', eran sencillos... tenían que repartirse a los amigos en común, tirar las fotografías (o guardarlas en una caja de zapatos en el fondo del armario), evitar las llamadas y eliminar los mensajes del contestador. Y claro, evitar a toda costa los sitios en los que estuvieron juntos. En la era de los celulares, además de hacer lo previamente mencionado, para no oír más de esa persona, es necesario bloquearla. De todos los sitios.
Lo que no podemos bloquear son los recuerdos, o esos llantos a media noche cuando finalmente estas sola, o solo. Para las mujeres, el ritual de los rompimientos son fáciles, y bastante estándares.
La primera semana, pues nos damos el tiempo para deprimirnos, comer chocolate, y buscar el apoyo de nuestras amigas. En esos primeros días, también nos adjudicamos la profesión de detectives. Buscamos señales de que esa persona ha seguido con su vida, o ahora vive la vida loca.
En la segunda semana, pues estamos mas tranquilas. Dependemos de una dosis de chocolate, y seguimos buscando los por que. Razones que nunca parecen llegar o tener algún sentido, porque todo se mezcla con los momentos felices.
Y no podemos evitar preguntarnos... ¿en que momento dejamos de amarnos?
Pero a la tercera semana, estamos dispuestas a volver a salir. Lo hacemos, de hecho, salimos de nuestra zona de confort, dejamos el helado y las series depresivas atrás. De pronto es el momento preciso para inscribirte en el gimnasio. Para comprar ese vestido corto que a el no le gustaba, y cambiar la decoración de tu habitación. Nos mantenemos ocupadas, hasta que el recuerdo del rompimiento no nos duela o nos haga llorar.
Ahora, para las hombres, el ritual del rompimiento es completamente distinto, cuando ellos terminan la relación. No necesitan preguntarse por razones, o deprimirse. Así que hacen lo que cualquier hombre haría cuando no tiene quien le haga preguntas: sale de fiesta. Quizás conquiste alguna chica, pero nada serio. Se reúne con sus amigos, para celebrar su recién adquirida soltería. Pero de vez en cuando, en estos tiempos modernos, revisa las redes sociales de su ex.
Las primeras semanas, la libertad no deja que extrañen a esa persona. Pero al pasar del tiempo, esas noches de libertinaje, terminan con una llamada ocasional a esa persona con la que no hablas hace 6 meses. O un texto a través de WhatsApp también funciona en este ritual particular masculino. Claro, que este ritual es especulativo.
Puede que pase lo que nosotras mas tememos, pero claro, es un temor que no expresamos... que ya tenga el reemplazo. Los hombres, en ese sentido son menos cautelosos al presentar a la nueva mujer de sus vidas. No esperan un tiempo prudencial, o no les importa una foto ocasional con la conquista de reemplazo, que publican en sus perfiles sin ningún signo de vergüenza.
Lo publico parece ser mas complicado para las mujeres, (a menos que quieras venganza, claro). Publicar una foto parece ser un poco mas intimo, aunque no lo sea, porque estas diciéndole al mundo y a el, que lo hassuperado.
También soy firme creyente que no todos los rompimientos nacen del desamor. Algunos se originan en que hay algunos amores que no están destinados a ser. Y es mejor darse cuenta, antes de cumplir con todo este circulo vicioso.
Y si recientemente terminaste con tu pareja, recuerda que no hay amores imposibles, hay amores que no deben pasar y ya.
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